Puede que te quiera como nunca te han querido
Puede que me quieras y que yo te quiera más
Puede que cuando tú quieras yo ya me haya ido
Puede que no puedas y me vengas a buscar.
Puede ser que pueda ser lo mismo que ya era
Puede que no pueda ser lo mismo nunca más
Puede que lo más que pueda ser sea lo mismo
Puede que yo mismo sea el que esperaba más.
Puede que tú sepas lo que sientes ahora mismo
Puede dar lo mismo que lo sepas o que no
Puede que lo que sentimos ambos sea lo mismo
Puede que estemos de acuerdo en llamarlo amor.
Puede que se haya gastado esto que sentimos.
Puede ser que el tiempo ya no juegue a mi favor.
Puede que llevemos esperando tanto tiempo
Puede que ya esté marchito nuestro corazón.
Puede que no puedas o que puedas y no quieras
Puede que tú quieras una imagen del amor
Puede que imagines que en la cama soy un fiera
Puede que prefieras al de tu imaginación.
Puede que te canses de pensar las tonterías
Que sin darnos cuenta han escrito esta canción.
Puede que sea más fácil compartir los días
Puede que sea cosa mía que es cosa de dos.
Puede que no te convenga alguien como yo.
! RELATOS J. K. Vélez
In gatoriam
En el cielo de los gatos
Tinachu ríe
Y me pega un arañazo
Pa que no la olvide.
En el cielo de los gatos
Tinachu llora
Por su latita en gelatina
Que tanto añora.
En el cielo de los gatos
Tinachu duerme
Ni a los ruidos, ni a la gente
Ya a nada teme.
En el cielo de los gatos
Tinachu espera pillar cacho
En su paso por la tierra
Se aburrió esperando un macho.
En el cielo de los gatos
Tinachu es madre amorosa
Como lo ha sido en esta vida
De su muñeco rosa.
En el cielo de los gatos
Tinachu vomita
Y en vez de echarle la bronca
La felicitan.
En el cielo de los gatos
Tinachu espera
Recuperar su trono
Y que la quieran.
En el cielo de los gatos
Tinachu impone
Y yo solo espero
Que me perdone.
En el cielo de los gatos
viajan los gatos en sueños
Tinachu, coge un transportín
Y ven a ver a tu dueño.
En el cielo de los gatos
Está mi fiera
En el cielo de los gatos
Quién estuviera.
Versos de un cuento cuando sopla Viento
Contaré una historia corta
llamada también cuento
mientras junto a la estufa
las manos me caliento.
Escucha bien callado
escucha bien atento
que ahora da comienzo
el cuento que te cuento.
Una vez hubo un hombre
un hombre sin talento
tan burro como él solo
tan fuerte como ciento.
Vivía en la montaña
y no creas que miento
que quien subía a su casa
quedaba sin aliento.
Así que ni visitas
tenía ese elemento
tan solo la presencia
de su buen amigo Viento.
Y Viento le decía
haciendo un aspaviento
que estar solo allá arriba
era un aburrimiento.
¿Por qué no te echas novia?
preguntó una vez el Viento
con aire picarón
ventisca por momentos.
El hombre tontorrón
de reflejos algo lento
no supo contestar
ni hizo un movimiento.
Echóse a llorar
ante su amigo Viento
y tardó en contestar
Hace tiempo que lo intento.
¿Qué mujer ha de querer
a este tonto corpulento?
¡Si más que una persona
parezco un monumento!
Bien sé cómo te sientes
le dijo entonces Viento
Aunque no lo aparente
también yo así me siento.
Tampoco tengo novia
el amor es mal invento
a mí nadie se acerca.
Soy tan frío... ¡Soy el Viento!
En cambio, tú
amigo corpulento,
tú no puedes ser frío
aparte eres atento.
Para cualquier mujer
serás plato suculento.
Con tu fuerza, tu poder
y de caza un instrumento
Cazarás el alimento
que en tu casa has de tener
y con salsa de pimientos
lo comeremos los tres.
¡Invitado quedas, Viento!
Eso espero, buen amigo,
que yo traeré conmigo
a parientes y vecinos
que vendrán a conocer
a tu esposa, tu mujer.
Y diciéndole esto el Viento
esperando tal evento
resopló con gran violencia
y lo dejó solo, se fue.
Un día tardó Viento
un solo día en reunir
a todos los parientes
que habían de venir.
Con Viento vino Aire
Aire trajo a Huracán
uno llevó embutidos
el otro llevó pan.
Tía abuela La Ventisca
que ahora estaba en la ciudad
llamó con un soplido
a su hermana Tempestad.
Ésta, a su vez, deprisa
se lo comunicó
a su joven nieta Brisa
que allí se presentó.
Y como habían quedado
en avisarlo al final
llamaron a Tornado
a quien no le sentó mal
ser el último invitado.
Y cuando todos juntos
fueron a conocer
al hombre corpulento
y a su espléndida mujer
fue tal la decepción
tal el abatimiento
que arrasaron al momento
la casa del hombretón
mientras trataba el Viento
de frenar tal destrucción.
El hombre sin talento
mirando con pesar
qué quedóle de su hogar
dijo con triste acento:
Si en amigos como Viento
no se puede confiar
¿cómo pensé ni un momento
que me habría de casar?
Yo... lo siento
dijo el Viento
lo lamento...
y me arrepiento
del mal que te causé.
Sopló a su familia
y con ellos se fue.
Y así acaba esta historia
el cuento que conté
mientras junto a la estufa
mis manos calenté.
Pues venía de la calle
y afuera hacía Viento
y el frío que me daba...
lo puse en este cuento.
llamada también cuento
mientras junto a la estufa
las manos me caliento.
Escucha bien callado
escucha bien atento
que ahora da comienzo
el cuento que te cuento.
Una vez hubo un hombre
un hombre sin talento
tan burro como él solo
tan fuerte como ciento.
Vivía en la montaña
y no creas que miento
que quien subía a su casa
quedaba sin aliento.
Así que ni visitas
tenía ese elemento
tan solo la presencia
de su buen amigo Viento.
Y Viento le decía
haciendo un aspaviento
que estar solo allá arriba
era un aburrimiento.
¿Por qué no te echas novia?
preguntó una vez el Viento
con aire picarón
ventisca por momentos.
El hombre tontorrón
de reflejos algo lento
no supo contestar
ni hizo un movimiento.
Echóse a llorar
ante su amigo Viento
y tardó en contestar
Hace tiempo que lo intento.
¿Qué mujer ha de querer
a este tonto corpulento?
¡Si más que una persona
parezco un monumento!
Bien sé cómo te sientes
le dijo entonces Viento
Aunque no lo aparente
también yo así me siento.
Tampoco tengo novia
el amor es mal invento
a mí nadie se acerca.
Soy tan frío... ¡Soy el Viento!
En cambio, tú
amigo corpulento,
tú no puedes ser frío
aparte eres atento.
Para cualquier mujer
serás plato suculento.
Con tu fuerza, tu poder
y de caza un instrumento
Cazarás el alimento
que en tu casa has de tener
y con salsa de pimientos
lo comeremos los tres.
¡Invitado quedas, Viento!
Eso espero, buen amigo,
que yo traeré conmigo
a parientes y vecinos
que vendrán a conocer
a tu esposa, tu mujer.
Y diciéndole esto el Viento
esperando tal evento
resopló con gran violencia
y lo dejó solo, se fue.
Un día tardó Viento
un solo día en reunir
a todos los parientes
que habían de venir.
Con Viento vino Aire
Aire trajo a Huracán
uno llevó embutidos
el otro llevó pan.
Tía abuela La Ventisca
que ahora estaba en la ciudad
llamó con un soplido
a su hermana Tempestad.
Ésta, a su vez, deprisa
se lo comunicó
a su joven nieta Brisa
que allí se presentó.
Y como habían quedado
en avisarlo al final
llamaron a Tornado
a quien no le sentó mal
ser el último invitado.
Y cuando todos juntos
fueron a conocer
al hombre corpulento
y a su espléndida mujer
fue tal la decepción
tal el abatimiento
que arrasaron al momento
la casa del hombretón
mientras trataba el Viento
de frenar tal destrucción.
El hombre sin talento
mirando con pesar
qué quedóle de su hogar
dijo con triste acento:
Si en amigos como Viento
no se puede confiar
¿cómo pensé ni un momento
que me habría de casar?
Yo... lo siento
dijo el Viento
lo lamento...
y me arrepiento
del mal que te causé.
Sopló a su familia
y con ellos se fue.
Y así acaba esta historia
el cuento que conté
mientras junto a la estufa
mis manos calenté.
Pues venía de la calle
y afuera hacía Viento
y el frío que me daba...
lo puse en este cuento.
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